La inactividad física, el consumo de dietas ricas en grasas, de alcohol y de tabaco son los principales factores de riesgo de este grupo.
Diferentes estudios han demostrado una asociación entre sobrepeso y obesidad y tumores como los de esófago, colorrectal, mama, endometrio y riñón.
Mantener un peso corporal saludable, actividad física regular y una dieta saludable es importante para la prevención del cáncer.
La actividad física puede actuar disminuyendo el riesgo de cáncer que está asociado a cambios hormonales, factores de crecimiento, inmunidad y mecanismos antioxidativos. La actividad física puede cambiar los niveles de algunas hormonas, como estrógenos e insulina. En las mujeres, el ejercicio disminuye los niveles de estrógeno, asociado al desarrollo de cáncer de mama y útero. Asimismo, reduce los niveles de insulina, que podría promover el desarrollo de ciertos tumores.
El consumo de alcohol es factor de riesgo para muchos tipos de cáncer, como los de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto y mama. El riesgo de cáncer aumenta según la cantidad de alcohol que se consume. Además, las personas que consumen alcohol y tabaco tienen riesgos mucho mayores de padecer cáncer de la cavidad oral, de faringe (garganta), laringe y de esófago que las personas que consumen solo tabaco o solo alcohol.
El humo de tabaco provoca diversos tipos de cáncer, como los de boca, cavidad nasal y senos paranasales; cabeza y cuello; cavidad oral; colorrectal; cuello del útero; esófago; estómago; faringe; garganta; hígado; laringe; médula ósea; ovario; páncreas; pulmón; riñón; uréter y vejiga.
No existen niveles seguros de consumo de tabaco. Las personas que fuman están expuestas a sus efectos perjudiciales para la salud cualquiera sea su nivel y forma de exposición.
El humo de tabaco contiene alrededor de 250 sustancias químicas que causan daño tanto a fumadores como las personas expuestas al humo de tabaco ambiental. Se han identificado cerca de 70 sustancias que causan cáncer: nitrosaminas específicas del tabaco, acetaldehído, aminas aromáticas, arsénico, benceno, entre otras.
El tabaco se asocia además a otras patologías respiratorias como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (bronquitis crónica y enfisema), a dolencias cardíacas, aneurismas de aorta, enfermedad vascular periférica, accidente cerebrovascular.