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Qué es, cómo se diagnostica, cómo se transmite, síntomas, impacto en el embarazo, y cómo se previene la hepatitis B.

¿Qué es la hepatitis B?

Es una enfermedad ocasionada por el virus de la hepatitis B que afecta principalmente al hígado.

A veces puede causar daños graves y en algunos casos, volverse una afección hepática crónica (cirrosis).

¿Cómo se diagnostica?

A través de un análisis de sangre específico, que se recomienda a todas las personas sexualmente activas, siendo importante realizarlo al menos una vez en la vida.

¿Cómo se transmite?

Se transmite principalmente por contacto directo con fluidos corporales como semen, secreciones vaginales o sangre, infectados con el virus de hepatitis B.

Son vías de transmisión frecuente: las relaciones sexuales sin preservativo; compartir agujas, jeringas, canutos o elementos cortopunzantes con personas infectadas, hacerse un tatuaje o piercing con material no descartable o debidamente esterilizado.

No se transmite por saliva, sudor, lágrimas ni por leche materna.

Las personas embarazadas con hepatitis B pueden transmitir el virus durante la gestación.

Es vital el control de salud durante el embarazo y la vacunación del niño o niña al momento del nacimiento.

El período de incubación (tiempo entre el contagio y la aparición de los síntomas) es de 45 a 180 días.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas de la hepatitis B crónica pueden tardar hasta 30 años en aparecer, y el daño al hígado puede ocurrir de manera silenciosa durante este tiempo.
La mayoría de los adultos que presentan síntomas los manifiestan en un plazo de 3 a 6 meses después de la exposición.

Algunas personas tienen síntomas parecidos a los de la gripe (fatiga y cansancio); también pueden presentar una coloración amarilla en la piel y mucosas (ictericia), náuseas o vómitos, orina de color oscuro, fiebre y escalofríos.

Muchas personas que contraen hepatitis B no presentan ningún síntoma.

Los síntomas pueden incluir:

  • Cansancio, fatiga (astenia)
  • Náuseas o vómitos
  • Fiebre y escalofríos
  • Orina de color oscuro y materia fecal de color más claro.
  • Coloración amarilla en la piel y mucosas (ictericia).
  • Dolor del abdomen superior del lado derecho.

En menor medida (entre el 5 y el 10% de los casos) puede evolucionar hacia una forma de hepatitis crónica, la cual por lo general es asintomática. Estas personas tienen un mayor riesgo de desarrollar cirrosis hepática y cáncer de hígado.

Impacto en el embarazo

Las personas embarazadas que tienen hepatitis B pueden transmitir el virus a sus bebés durante el parto. La mayoría de los recién nacidos de personas infectadas que no reciben tratamiento inmediato y adecuado al momento del parto, evolucionarán hacia la cronicidad del virus y corren un mayor riesgo de evolucionar a cirrosis, falla hepática y cáncer de hígado.

Es importante que todas las personas embarazadas se hagan el test de hepatitis.

Si el resultado fuese positivo, existen medidas eficaces para evitar la transmisión.

Todos los hijos e hijas de personas positivas para hepatitis B (HBsAg+) deberán recibir la vacuna correspondiente y la inmunoglobulina específica para VHB. Además, niños y niñas recién nacidos recibirán las vacunas adicionales durante las visitas de control hasta completar el esquema de vacunación indicado.

¿Cómo se previene?

Vacunarse es la manera más segura y efectiva de reducir el riesgo de infección por hepatitis B. La vacuna protege contra la infección en más del 90% de los casos. Son 3 aplicaciones.

Para vacunarse no se necesita orden médica ni estudios previos.

Otras medidas de prevención importantes son:

  • Evitar el contacto con sangre.
  • Evitar compartir agujas, canutos u objetos de higiene personal, como máquinas de afeitar o cepillos de dientes.
  • Usar material descartable si se realizan perforaciones en la piel (tatuajes o piercings).
  • Utilizar guantes de látex cuando exista contacto con sangre.
  • Usar preservativo en todas las relaciones sexuales.

Se recomienda guardar reposo y no realizar actividades físicas durante el transcurso de la infección por Hepatitis B.

Es importante evitar el consumo de alcohol y medicamentos que puedan ser tóxicos para el hígado.

Las formas graves de hepatitis pueden desencadenar fallas hepáticas fulminantes y requerir internación.

Existen tratamientos altamente efectivos para las personas con Hepatitis B crónica. El tratamiento debe ser administrado y controlado por personal médico especializado.

El tratamiento de las hepatitis B y C previene la necesidad de trasplante, el desarrollo de cirrosis y cáncer de hígado y disminuye la mortalidad global.